Pulsera azul y blanca con el símbolo de la paloma

Pulsera con el símbolo de la paloma grabada por los primeros cristianos en las catacumbas. Trabajada en hilo de algodón trenzado en tres colores.

La paloma.

Los cristianos, aunque sabedores de que el mundo greco-romano había recurrido a la paloma como signo de paz por tratarse de un animal caracterizado por la simplicidad y la inocencia, no tuvieron inconveniente en asumir el símbolo con una rica explosión de significados basado en la historia de la salvación. Fue frecuente representar a la paloma con un ramo de olivo en el pico o entre sus patas, evocando el momento de la historia de Noé en que, pasado el diluvio, volvió la paloma con un ramo verde de olivo (Gn 8, 8-10).

Pero en la figura de Noé y la paloma, los primeros cristianos veían anunciada otra escena de la historia de la salvación, el bautismo de Jesús en el Jordán cuando sobre él descendió el Espíritu Santo en forma de paloma. San Cirilo, obispo de Jerusalén en el siglo IV, lo explicaba así a los catecúmenos que se preparaban para el bautismo: Así como en los tiempos de Noé, por medio de la madera (el arca), Noé y su familia se salvaron para dar comienzo a una hueva humanidad y así como la paloma regresó al atardecer con un ramo de olivo, el Espíritu Santo en forma de paloma descendió sobre Jesús, el verdadero Noé, el verdadero autor de una nueva humanidad.

Y un autor africano de los primeros siglos recordaba a los cristianos que, en el bautismo, el Espíritu Santo baja a la carne del bautizado.